Inicio Enfermedades oculares Patologías
Patologías de la vista
Córnea
La córnea es una de las estructuras que constituye la superficie ocular y actúa como la “ventana” del ojo, a través de la cual los rayos de luz entran en su interior y lo atraviesan para enfocarse correctamente en la retina. Hay múltiples patologías que pueden afectar al buen funcionamiento de la córnea, deformándola, inflamándola, opacificándola etc. y, como consecuencia, repercutiendo en la visión.
Cataratas
El cristalino es la lente natural del ojo, que nos permite enfocar los objetos. Para que esto sea posible y veamos nítido, el cristalino tiene que ser elástico y transparente. Cuando esta transparencia se pierde por diferentes motivos, principalmente como proceso degenerativo natural ligado a la edad, se origina la catarata, una de las enfermedades de la vista más frecuentes, sobre todo a partir de los 65 años.
Presbicia
Nuestros ojos, igual que el resto del cuerpo, envejecen. Una de las manifestaciones de este proceso es la presbicia, popularmente conocida como “vista cansada”. Aunque no se puede evitar su aparición a partir de los 45-50 años y, más tarde o temprano, afecta al 100% de la población, sí que hay muchas opciones para corregirla y que la mala visión de cerca no suponga una incomodidad o limitación.
Defectos refractivos
Los defectos refractivos comportan mala visión a diferentes distancias, a causa del desenfoque de las imágenes sobre la retina. Esto se debe a una alteración en la curvatura de la córnea o la forma del globo ocular, lo que determina el poder dióptrico del ojo y, con ello, la nitidez de nuestra visión.
Retina
La retina es la capa más interna del ojo; un tapiz que recubre el globo ocular por dentro y que está compuesto por un entramado de varios tipos de células (sobretodo neuronas) interconectadas. Las enfermedades de la vista que dañan este complejo tejido suelen tener un impacto importante en la visión, ya que cumple la función clave de convertir los estímulos luminosos en señales eléctricas que se envían al cerebro para que este las pueda interpretar.
Glaucoma
El nervio óptico es el “cable” a través del que la información visual, en forma de señales eléctricas o impulsos nerviosos, llega desde el ojo hasta el cerebro. Una de las principales enfermedades de la vista que puede dañar de forma irreversible las fibras de este nervio (más de 1 millón) y, por tanto, provocar una pérdida de visión que puede ser grave, es el glaucoma.
Oftalmología pediátrica
Para que los niños vean bien, tan importante es que el ojo y el área visual del cerebro estén sanos, como que reciban la estimulación adecuada. Las patologías oculares y problemas que no se diagnostican y tratan durante la etapa de desarrollo de la visión (generalmente, hasta los 8 años), pueden comportar una limitación visual crónica en la edad adulta.
Estrabismo del adulto
Los músculos extraoculares que rodean el globo ocular tienen que actuar de forma coordinada para dirigir la mirada y que ambos ojos estén alineados correctamente. Cuando esto no ocurre, tiene lugar el estrabismo o desviación ocular, una de las enfermedades de la vista típicas en la infancia, pero que también puede prolongarse o aparecer en la edad adulta.
Oculoplástica
Las estructuras anexas al globo ocular, de las que se encargan los especialistas en oculoplástica, también son fundamentales para el bienestar y la salud visual. Nos referimos a los párpados que recubren y protegen el ojo, el aparato lagrimal que produce, distribuye y drena las lágrimas, y la órbita o cavidad ósea que alberga el globo ocular.
Estética oculofacial
Además de permitirnos ver, los ojos también confieren expresión a nuestra mirada y nuestro rostro. En este sentido, la zona ocular y periocular es donde se concentran buena parte de los problemas estéticos y signos de la edad, la exposición solar o el estrés, que pueden darnos un aspecto envejecido o cansado (bolsas en los ojos, ojeras, arrugas…).
Tumores y traumatismos
Tanto los tumores como los traumatismos oculares pueden afectar a las distintas estructuras oculares, desde las más superficiales como los párpados y la córnea, hasta las más internas como la retina o la órbita. Los más severos pueden poner en juego la integridad del ojo y la visión y, en el caso de los tumores, también la salud general y la vida del paciente.