Enfermedades de la vista
Obstrucción de la vía lagrimal

¿Qué es la obstrucción de la vía lagrimal?
La obstrucción de la vía lagrimal es una patología ocular que ocurre cuando el conducto por el que normalmente desaguan las lágrimas (que va desde el lagrimal del ojo hasta las fosas nasales), se tapona total o parcialmente por diferentes causas. De esta manera, la lágrima no drena correctamente y se acumula en la superficie ocular.
En líneas generales, no se trata de una patología grave, pero sí muy molesta y que puede irritar el ojo, además de aumentar el riesgo de que se produzcan procesos inflamatorios e infecciones recurrentes, debido a la proliferación de bacterias en el conducto obstruido.
En cualquier caso, es necesario que consultes a tu oftalmólogo, porque tumores localizados en zonas cercanas a la nariz pueden ocasionar la obstrucción de la vía lagrimal y ser una causa severa detrás de este problema.
Las lágrimas se producen en la glándula lagrimal, que está por debajo de la ceja, y de ahí pasan al ojo para bañarlo y lubricarlo. Luego, llegan a la nariz a través de los puntos lagrimales, que están en el canto interno del ojo. Cuando las vías lagrimales se obstruyen, se produce un lagrimeo excesivo y constante, derivado del hecho de que las lágrimas rebosan porque su “desagüe” no funciona.
Este ojo lloroso se acompaña en ocasiones de conjuntivitis. La obstrucción de la vía lagrimal también puede provocar inflamación dolorosa en la esquina interior del ojo y favorecer la aparición de secreciones (legañas), tanto en los párpados como en la superficie ocular, pudiendo producir además visión borrosa.
Esta alteración es relativamente frecuente, especialmente en mujeres, y puede presentarse a cualquier edad. De hecho, existe una obstrucción de la vía lagrimal congénita que afecta a los bebés desde el nacimiento.
Si este problema aparece en personas jóvenes, hay que descartar la presencia de un tumor, dado que lo más frecuente es que la obstrucción de la vía lagrimal ocurra en niños o mayores de 50 años. En las personas adultas, la enfermedad puede obedecer a diferentes motivos, como conjuntivitis de repetición, rinitis recurrente, cirugías nasales, uso crónico de colirios con ciertos conservantes, quimioterapia, alteraciones hormonales, traumatismos, cicatrices, estrechamiento de canal lagrimal asociado a la edad…
Dentro de las causas evitables, la mejor manera de prevenir la obstrucción de la vía lagrimal y sus complicaciones es extremar la higiene de manos, procurar no frotarte los ojos, seguir a rajatabla las pautas de mantenimiento y manipulación de las lentillas, vigilar el buen estado de los cosméticos que entran en contacto con esta zona del rostro, desmaquillarte siempre al finalizar el día y, en líneas generales, tratar de mantener la zona periocular limpia en todo momento.
En el caso de los bebés, la obstrucción de la vía lagrimal (presente en 1 de cada 5 recién nacidos) suele resolverse de forma espontánea antes del primer año de vida. Si esto no ocurre y el problema persiste, solemos realizar, normalmente a partir de los 9 meses, un sondaje lagrimal. En los adultos, la técnica más habitual es la dacriocistorrinostomía.