Enfermedades de la vista
Lagoftalmos

¿Qué es el lagoftalmos?
El lagoftalmos es una patología ocular que puede afectar a uno o ambos ojos e impide cerrar los párpados completamente, dejando parte de la superficie ocular al descubierto de forma permanente. Es por ello que el nombre de esta enfermedad viene del griego y significa “ojo de liebre”, ya que se pensaba que estos animales duermen con los ojos abiertos.
Aunque en apariencia no se trata de una dolencia grave, lo cierto es que el lagoftalmos puede afectar a la integridad del ojo y reducir de manera notable la calidad de visión y bienestar ocular. Además de que los párpados no pueden distribuir correctamente las lágrimas por toda la superficie del ojo, éste queda más expuesto y es más vulnerable a infecciones o lesiones por la posible entrada de cuerpos extraños.
Si tienes lagoftalmos, probablemente notarás que tus ojos quedan entreabiertos a pesar de que intentes cerrarlos. El hecho de que parte de la superficie ocular quede al descubierto de forma continua ocasiona problemas de ojo seco y molestias oculares, como irritación y escozor ocular, pinchazos e, incluso, dolor, entre otras. Sin el tratamiento adecuado, estas molestias pueden acarrear complicaciones oculares que dañen la córnea.
Este trastorno suele deberse a alguna alteración en la musculatura palpebral que hace que los párpados no se posicionen y no se muevan correctamente. Así, el origen del lagoftalmos puede ser:
- Paralítico: parálisis faciales, tumores, traumatismos, enfermedades neurológicas o vasculares etc. pueden hacer que el nervio facial no transmita los impulsos correctamente a los músculos encargados de cerrar los párpados (músculos orbiculares). Cuando este lagoftalmos sucede, la musculatura va perdiendo fuerza progresivamente, hasta impedir que los párpados cierren en la posición adecuada.
- Mecánico: la función nerviosa es normal, pero un elemento externo imposibilita que los párpados se cierren, como la existencia de cicatrices, laxitud palpebral, exoftalmos o ectropión.
Mucho más frecuente es el lagoftalmos nocturno: hay personas que no cierran bien los ojos cuando duermen, pudiendo notar dificultad para abrir los ojos por las mañanas y, si se abren bruscamente, un dolor intenso y posteriormente molestias durante todo el día. En el caso de los niños también es muy habitual el lagoftalmos nocturno, aunque no suele causarles ningún problema.
El tratamiento del lagoftalmos puede pasar por medidas médicas y preventivas encaminadas a mantener la lubricación de la superficie ocular para evitar las molestias e irritaciones derivadas del ojo seco: usar lágrimas artificiales y geles lubricantes, dormir con el ojo tapado para evitar la sequedad durante la noche, utilizar humidificadores en ambientes secos….
En otros casos, tenemos que optar por la cirugía oculoplástica, cuya técnica dependerá del origen del problema. Por ejemplo, podemos realizar una intervención para elongar los tejidos palpebrales, liberar las cicatrices, elevar el párpado inferior o bajar el superior. En caso de tener que reconstruir el párpado, también podemos optar por un injerto de piel, mucosa o cartílago. Es importante que la operación del lagoftalmos sea abordada por un cirujano especialista en oculoplástica, como los que tenemos en el equipo médico de Miranza.