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El riesgo de desarrollar enfermedades oculares importantes que pueden derivar en pérdida de visión o conducir a la ceguera aumenta a medida que envejecemos. Diferentes estudios indican que los mayores de 60 años son el grupo de población que más se ve afectado por estas patologías, que es importante diagnosticar y tratar de forma precoz. 

Impacto en la calidad de vida

La pérdida de visión en edades avanzadas es especialmente limitante, ya que existe menor capacidad de adaptación que en edades más tempranas y el problema visual se suma a otros condicionantes físicos y psíquicos, causando caídas, miedo a salir a la calle, dificultades en la conducción etc. De igual manera, esta limitación puede afectar a la capacidad de relacionarnos con el entorno y participar en diversas actividades sociales, propiciando un sentimiento de aislamiento.

Entre las principales enfermedades oculares relacionadas con la edad, destaca por ejemplo la catarata, que se produce por la opacificación del cristalino (la lente natural del ojo). La cirugía de catarata es la intervención ocular más practicada y se te indicará, sobretodo, cuando la catarata dificulte tu autonomía y el desarrollo de tus actividades cotidianas, o bien si hay riesgo de complicaciones oculares asociadas.

Mientras que la pérdida de visión causada por la catarata se puede corregir si se opera, la reducción del campo visual que desencadena el glaucoma por el daño del nervio óptico es irreversible. El tratamiento de esta patología –otro de los problemas oculares que aumenta, sobre todo, a partir de los 60 años– tiene por objetivo evitar que el glaucoma siga avanzando, ya sea mediante colirios (gotas), láser o cirugía. Sin embargo, dado que la enfermedad no se nota hasta fases severas, para poder frenarla a tiempo es fundamental que te realices revisiones oculares rutinarias.

Estas visitas periódicas al oftalmólogo son igualmente indispensables para alertar de algunas patologías de la retina que también pueden pasarte desapercibidas en etapas iniciales y cuya prevalencia también crece  a medida que envejecemos. Es el caso de la DMAEenfermedad degenerativa que afecta al centro de la retina, la mácula, responsable de la visión central y de detalle o de la retinopatía diabética –lesiones retinianas a causa de la descompensación metabólica producida por la diabetes. 

Tanto para uno de los tipos de DMAE (la forma húmeda, que es la que progresa más rápidamente), como para algunos casos de retinopatía diabética, las inyecciones intraoculares de fármacos son una eficaz solución que permite mantener e, incluso, recuperar visión a niveles muy satisfactorios. 

Rol activo como paciente 

Si bien es cierto que la edad supone un importante factor de riesgo en el desarrollo de estas enfermedades oculares, no es el único que debes tener en cuenta, ya que se trata de patologías multifactoriales. La clave está en que podamos detectarlas precozmente y prevenirlas minimizando sus factores  evitables, para lo que es muy recomendable que adoptes hábitos saludables que beneficien tu bienestar ocular y general del organismo. 

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