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Un paciente junto a una doctora saliendo de un quirófano después de una intervención quirúrgica

Un uso excesivo o inadecuado de lentes de contacto puede provocar patología corneal como cicatrices (leucomas), por lo que la cirugía para librarse de las lentillas puede adquirir una importancia terapéutica decisiva.

“Cuando los pacientes portadores de lentes de contacto blandas las usan de manera prolongada, y muchas veces, de forma inadecuada, la córnea no se oxigena lo suficiente, lo que puede producir queratitis o incluso cicatrices corneales, también llamadas leucomas”. Así explica el Dr. Félix González, especialista en córnea y cirugía refractiva y subdirector médico de Miranza Madrid (Miranza IOA, Miranza Ophthalteam y Miranza Getafe), uno de los factores que pueden desembocar en una poco conocida lesión corneal llamada leucoma, una mancha blanca en la córnea transparente provocada por la pérdida de sustancia de esta última y su progresiva opacificación.  El uso inadecuado de las lentes de contacto, puede ser una de las causas de este problema ocular, junto con otras, como traumatismos, infecciones, distrofias corneales, quemaduras o degeneraciones corneales.

El leucoma corneal al igual que las cataratas, provoca una pérdida de transparencia, aunque en el caso de las cataratas esta pérdida se produce en el cristalino y en el leucoma, en la propia córnea. Por ello, a diferencia de las cataratas, el leucoma corneal no puede corregirse con la cirugía del cristalino y, en casos avanzados, puede acabar requiriendo un trasplante de córnea para reemplazar el tejido dañado. 

Este, en un futuro, podría haber sido el caso de José Antonio Rodríguez, una de los 2.600 millones de personas que padecen miopía y astigmatismo en el mundo, lo que le hizo decidirse a acudir a Miranza para una intervención correctiva de su defecto refractivo. Un breve análisis reveló algo muy importante: José Antonio sufría un inicio de opacificación corneal fruto del uso continuado de lentes de contacto. Durante toda su vida, el uso de las lentes de contacto había sido determinante para poder desarrollar tanto su profesión de fisioterapeuta, como, sobre todo, sus aficiones: la natación, el ciclismo o el running. Cansado de las lentillas, acudió a Miranza para una intervención correctiva, con la intención de ganar comodidad y libertad. Sin embargo, el procedimiento diagnóstico sirvió para descubrir un problema subyacente que iba más allá de sus defectos refractivos, por lo que la cirugía refractiva se presentó como una solución no solo para conseguir esos objetivos de comodidad y libertad, sino también para evitar graves daños en la córnea a causa del uso de lentes de contacto. Como explica el Dr. Félix Gonzáles, “dicha alteración ya estaba produciéndose en la periferia de la córnea de José Antonio”. Aunque actualmente todavía no era una amenaza para su salud ocular, un leucoma de esas características, de seguir progresando, “hubiera podido generar una reducción de la agudeza visual importante a largo plazo, con lo cual la intervención preventiva era la manera más responsable de proceder”, afirma el oftalmólogo.

Un doctor realizando una intervención quirúrgica en uno de los ojos de un paciente - Miranza

Los diagnósticos de calidad cambian vidas

De este modo, el diagnóstico intensificó la motivación inicial del paciente para someterse a cirugía refractiva. En palabras del propio Jose, “una operación que previamente iba a ser funcional, por comodidad, al final se convirtió en una necesidad clínica: esas pruebas permitieron detectar el problema real y me animaron todavía más a tomar la decisión de operarme”. Después de todo, fue la utilización continuada, y quizá incorrecta en ocasiones, de las lentes de contacto, lo que provocó paulatinamente ese daño en el ojo. Había que eliminar esa dependencia. Y para ello, el equipo médico de Miranza optó por la llamada técnica PRK, también conocida como fotoqueratectomía refractiva o ablación de superficie avanzada, una técnica láser inventada en los años 80, aunque aprobada en 1995 por la FDA, para la que contamos con tecnología de vanguardia.

PKR: una intervención precisa con un postoperatorio agradable

“Lo que hacemos realmente es retirar el epitelio, que es la capa más superficial de la córnea, aplicar el láser Excimer y posteriormente colocar una lente de contacto terapeútica durante unos días de forma provisional hasta que cicatrice el propio epitelio”, explica el especialista de Miranza Madrid. Una intervención que, gracias a la formación y experiencia del equipo, a las tecnologías avanzadas y a un ambiente tranquilizador, transcurre cómodamente para los pacientes. Como declara Jose, “lo viví sin mucho estrés: fue sencillo, muy rápido y nada invasivo”. A partir de ahí, la recuperación natural del epitelio se produce en cuatro o cinco días, tras los cuales los ojos van recuperando la visión completa. Tras la revisión del mes, “la agudeza visual de Jose es muy estable y está muy contento”.

¿Cómo lo está viviendo él? “No tuve dolor ni demasiadas molestias”. Las pautas indicadas por nuestro equipo profesional, como evitar frotarse los ojos, utilizar gafas de sol en el exterior los primeros meses o usar lágrima artificial, facilitaron la rehabilitación y aceleraron la recuperación de la visión. Hoy, la vida de Jose ha cambiado: “Yo creo que el cambio más notable que he percibido es el hecho de no tener que pelearme con las lentillas cada mañana y de eliminar esa incomodidad al final del día: los ojos no se me resecan”. Igualmente, destaca el hecho de poder realizar sus actividades físicas y cotidianas con la mayor comodidad del mundo. Y, lo que es más importante, la cirugía le ha permitido evitar posibles daños futuros importantes en la córnea.

Si tienes miopía y deseas una solución así, no dudes en contactar con Miranza. Te ayudaremos a ver el mundo de otra manera.

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