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Muchos pacientes que están planteándose una operación de cataratas desconocen la posibilidad de aprovechar esta cirugía para corregir sus defectos refractivos, ya sean miopía, hipermetropía, astigmatismo o incluso presbicia. “Es una buena oportunidad no solo para evitar la pérdida de visión asociada a la catarata, sino también para reducir la dependencia de las gafas”, destaca el Dr. Javier Mendicute, director médico de Miranza Begitek.

Tratar la catarata y defectos como la miopía en una misma operación

Como explica el especialista, “cuando operamos una catarata, implantamos una lente intraocular que sustituye el cristalino, la lente natural del ojo que, con los años, pierde su capacidad de enfoque y transparencia, impidiéndonos ver nítido”. En la actualidad, los nuevos diseños de lentes intraoculares permiten una buena visión a diferentes distancias, por lo que se puede practicar la operación de cataratas y, al mismo tiempo, corregir el defecto refractivo asociado de cada paciente, como la miopía. “Antes de la cirugía, informamos de las distintas opciones de lente y estudiamos cuál se adapta mejor a las características de cada ojo y necesidades de cada persona”, aclara Mendicute.

Buscando el perfeccionamiento continuo y la máxima satisfacción del paciente, los especialistas de Miranza Begitek son consultores de diferentes empresas tecnológicas y han aportado su experiencia a algunos de los diseños más modernos de lentes.

Esta apuesta por el I+D+i y los últimos avances, que comparten las clínicas oftalmológicas Miranza, también se materializa en la incorporación de novedosos equipos quirúrgicos que favorecen la precisión y seguridad de la operación de cataratas y la corrección de defectos refractivos como la miopía. Es el caso del láser de femtosegundo, que robotiza algunos de los pasos de la cirugía.

Con la edad, la catarata acaba afectando al 100% de la población

Los excelentes resultados que se alcanzan hoy en día con esta intervención suman la aportación tecnológica a la indicación experta del cirujano. Su papel es determinante tanto a la hora de aconsejar el tipo de lente intraocular más adecuado, como el momento idóneo para operar la catarata.

“Generalmente a partir de los 50 años, el proceso de envejecimiento del cristalino hace que éste enfoque cada vez peor y después se enturbie, cuando aparece la catarata, un problema que acaba afectando al 100% de la población a partir de cierta edad”. No es necesario esperar a que la patología esté muy avanzada y la pérdida de visión sea muy acusada para ponerle solución mediante la cirugía de cataratas. “Volver a ver nítido es una importante ganancia en calidad de vida, incrementada por el hecho de poder hacerlo sin necesitar tanto las gafas de lejos y/o cerca”, concluye el Dr. Mendicute.

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