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El Prof. Francisco Gómez-Ulla, catedrático de Oftalmología de la Universidad de Santiago de Compostela, fundador y director médico de Miranza Instituto Gómez-Ulla y expresidente de la Sociedad Española de Retina y Vítreo y de la Sociedad Gallega de Oftalmología, ha ingresado como Académico Numerario del sillón de Oftalmología de la Real Academia de Medicina de Galicia.

En la ceremonia de ingreso, el Prof. Gómez-Ulla expuso su trabajo “Degeneración Macular Asociada a la Edad. Una lucha contra la ceguera evitable”, un tema cuya elección tiene mucho que ver con su biografía profesional con más de cuatro décadas dedicándose al estudio de la retina y a la patología macular. “En mis principios, la mácula, el punto central y más importante del fondo de ojo para la visión, tenía muy pocas o ninguna opción terapéutica”, señaló.

En su discurso, el Prof. Gómez-Ulla también agradeció a su predecesor en el sillón su inspiración, el Prof. Manuel Sánchez Salorio, quien “ha representado fielmente los valores de la Academia: conocimiento, talento y excelencia” y “de quien descubrí su personalidad y liderazgo en el verano de 1974 en el Servicio de Oftalmología siendo yo estudiante de medicina y desde ese momento supe cuál era mi vocación y quién mi modelo”, destacó.

En su intervención, el Prof. Francisco Gómez-Ulla hizo un repaso por los avances significativos que se han sucedido en los últimos veinte años en la DMAE húmeda y en el último año en DMAE seca. “Estos avances han cambiado para siempre el pronóstico de la DMAE pasando de una enfermedad sin posibilidades terapéuticas a disponer de fármacos eficaces que la han convertido en una enfermedad crónica”, indicó.

“El futuro es brillante y muy prometedor y estoy seguro de que en años más próximos que lejanos veremos nuevos avances significativos para nuestros pacientes, para mejorar su función visual y su calidad de vida y para disminuir el número visitas que soportan actualmente, ellos como pacientes y nosotros como médicos para la aplicación del tratamiento”, concluyó.

Las inyecciones intraoculares de fármacos antiangiogénicos, han sido una gran revolución para los oftalmólogos y, para los pacientes, un grito de esperanza. “Pero todavía queda mucho por hacer y muchas cuestiones por resolver. No debemos olvidar que los antiangiogénicos actuales son sustancias bloqueadoras y no inhibidoras y que, por lo tanto, su efecto desaparece con el tiempo, lo que nos obliga a realizar inyecciones intravítreas repetidas y esto significa una gran sobrecarga asistencial”, recordó. Esto tiene un efecto directo sobre la necesidad de reorganizar las consultas y los servicios de oftalmología, tanto en el aspecto de dotación tecnológica como de recursos humanos y administrativos, optimizando los recursos disponibles.

Por su parte, la introducción del diagnóstico por imagen a través de la incorporación de la OCT a la práctica clínica habitual ha permitido diagnosticar más fácilmente la DMAE húmeda, comprobar la respuesta terapéutica y hacer un seguimiento de su evolución. También ha surgido la exploración con Angi-OCT como una prueba no invasiva y repetible en pocos minutos para analizar mediante cortes coronales la presencia de flujo en las diferentes capas de la retina.

En su discurso, el Prof. Gómez-Ulla también se centró en el futuro de la DMAE a través de la implantación de unidades de terapia vítrea (UTIV) en los servicios de oftalmología lo que redundaría en grandes ventajas tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios, los gestores y en general el sistema de salud. Este modelo asegura un tratamiento correcto de las patologías de la mácula, pudiendo tratar a los pacientes en la fecha idónea que les corresponde y de forma más eficiente, lo cual supone mejores resultados, permite atender hasta un 40% más de pacientes sin sobrecarga asistencial y facilita el diagnóstico precoz y las derivaciones ágiles.

En lo que respecta a la inteligencia artificial, señaló que la IA ha emergido como una herramienta prometedora en el diagnóstico, tratamiento y manejo de la DMAE.  A través de algoritmos de aprendizaje automático, se está utilizando para analizar imágenes de la retina capturadas mediante técnicas como la OCT. Estos algoritmos pueden detectar de manera temprana signos de DMAE, incluso antes de que los síntomas sean perceptibles para el paciente. Esto permite un diagnóstico más rápido y preciso en comparación con la evaluación manual.

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