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En la tercera edad es muy común que empiecen a aparecer diversas alteraciones visuales como consecuencia del envejecimiento natural del ojo. Las revisiones oculares periódicas son clave para el diagnóstico precoz de patologías frecuentes, como la presbicia, las cataratas, el glaucoma o la DMAE.

Cuidar la salud visual en la tercera edad no solo permite detectar y tratar a tiempo diversas patologías, sino que también contribuye de forma decisiva al bienestar y la autonomía de las personas mayores. A través de un seguimiento oftalmológico adecuado y tratamientos cada vez más avanzados, es posible envejecer viendo bien y disfrutando plenamente de cada etapa de la vida.

Con motivo del Día de los Abuelos (26 de julio), nuestros expertos hacen referencia a cuatro problemas oculares más frecuentes con la edad:

  1. La presbicia es una de las primeras en manifestarse, normalmente a partir de los 40-45 años. Esta condición, también conocida como “vista cansada”, aparece de forma progresiva como parte del proceso natural de degeneración, cuando el cristalino (la lente interna del ojo) pierde su capacidad para enfocar correctamente de cerca. A partir de un diagnóstico preciso, el especialista puede valorar la mejor opción para corregirla. Explican que en fases iniciales, lo más habitual es recurrir al uso de gafas; sin embargo, a medida que la presbicia avanza, muchos pacientes optan por la cirugía del cristalino como solución definitiva. Este procedimiento consiste en sustituir el cristalino por una lente intraocular que restaura la capacidad de enfoque de forma eficaz y segura.

    Se trata de una técnica mínimamente invasiva, que permite una recuperación rápida. En la mayoría de los casos el paciente puede retomar su rutina normal en tan solo 24 horas. De este modo, se consigue corregir la patología y contribuir a reducir o eliminar la dependencia de las gafas.

    Estas lentes no solo corrigen la pérdida de acomodación causada por la presbicia o la opacidad del cristalino envejecido propia de las cataratas, sino que también permiten corregir defectos refractivos previos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
  2. La catarata afecta a prácticamente todas las personas con el paso de los años. Esta enfermedad se produce cuando el cristalino, la lente natural del ojo encargada de enfocar, va perdiendo su transparencia, impidiendo el paso nítido de la luz. El tratamiento temprano de esta afección evita que una mala visión pueda limitar de forma importante las actividades cotidianas.

    Según explican los oftalmólogos, la cirugía de cataratas consiste en tres pasos:

    • Se accede al cristalino con una microincisión
    • Se disuelve la catarata con ultrasonidos
    • Se sustituye por una lente intraocular.

Es una técnica segura, mínimamente invasiva y con resultados duraderos.

En en nuestros centros somos expertos en implantar lentes conocidas como Premium y destacan por ser pioneros en la incorporación de nuevos modelos, que ponen a disposición de los pacientes con todas las garantías de seguridad. En este caso, las lentes trifocales se indican con mayor frecuencia en pacientes de más edad, con catarata o presbicia. Estas permiten ver bien de cerca, en distancias medias y de lejos, corrigiendo la catarata y permitiendo mejorar o eliminar la presbicia.

Los avances en tratamientos y cirugías permiten mejorar la visión en la tercera edad
  1. La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), es una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores, tanto en su forma húmeda como seca. Esta enfermedad afecta aproximadamente a un tercio de la población mayor de 70 años y constituye la primera causa de ceguera en mayores de 55 años en los países desarrollados.

    • Por un lado, la DMAE húmeda se trata con inyecciones intravítreas. Los fármacos se aplican mediante una aguja muy fina y actúan de forma localizada, lo que permite frenar la progresión de la enfermedad de manera eficaz y con mínimos efectos secundarios a nivel general. Para mantener los resultados, las inyecciones deben repetirse periódicamente, pero desde Miranza explican que “actualmente, contamos con fármacos más eficaces y que duran más tiempo dentro del ojo, lo que permite reducir significativamente el número de inyecciones”. Esto repercute en la calidad de visión y de vida de los pacientes.
    • Por otro lado, la DMAE seca afecta directamente a la mácula, la zona central de la retina. Ante esta situación, la fotobiomodulación, también conocida como terapia lumínica de baja energía, ofrece una nueva alternativa terapéutica no invasiva. El tratamiento consiste en la aplicación de luz LED de baja intensidad sobre la retina, con el objetivo de mantener y mejorar la función visual sin necesidad de recurrir a cirugías. Los ensayos clínicos han demostrado que pueden observarse mejoras desde el primer mes de tratamiento, con efectos sostenidos durante 4 a 6 meses tras un segundo ciclo terapéutico.
  1. El glaucoma se estima que afecta a alrededor del 5% de las personas mayores de 65 años. Es una afección que suele avanzar de forma silenciosa, ya que la pérdida del campo visual ocurre de forma gradual y puede pasar desapercibida hasta fases muy avanzadas. Por ello, nuestros especialistas insisten en la importancia de la prevención, recomendando revisiones oculares anuales a partir de los 40-50 años, especialmente en personas con antecedentes familiares u otros factores de riesgo.

    En cuanto al tratamiento, existen diversas opciones como colirios, procedimientos con láser y cirugías cada vez menos invasivas, orientadas a controlar la presión ocular y preservar la visión. Uno de los avances más relevantes en los centros Miranza es la Trabeculoplastia Láser Selectiva (SLT), un tratamiento que usa un láser para mejorar el drenaje del líquido dentro del ojo y así reducir la presión intraocular. Se trata de una alternativa a los tratamientos médicos crónicos, que ofrece resultados seguros y mejora la calidad de vida del paciente.

Cuidar los ojos en la tercera edad no solo permite detectar y tratar a tiempo diversas patologías, sino que también contribuye de forma decisiva al bienestar y la autonomía de las personas mayores. A través de un seguimiento oftalmológico adecuado y tratamientos cada vez más avanzados, es posible envejecer viendo bien y disfrutando plenamente de cada etapa de la vida.

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