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Nuevos fármacos y dispositivos abren la puerta a la esperanza de los pacientes, reduciendo su dependencia de inyecciones oculares

La Degeneración Macular Asociada a Edad (DMAE) afecta a un tercio de la población mayor de 70 años y es la primera causa de ceguera en mayores de 55 años en los países desarrollados. Su forma húmeda o de evolución rápida afecta a cerca del 10% de las personas que padecen DMAE, pero es responsable del 90% de los casos de pérdida de visión grave por esta enfermedad. Ahora, nuevos fármacos y dispositivos abren la puerta a una mejoría de los pacientes y a un aumento destacado de su calidad de vida.

¿Cómo se produce la DMAE?

La DMAE se produce como consecuencia del crecimiento de nuevos vasos sanguíneos frágiles detrás de la mácula, parte central de la retina, provocando, especialmente en sus formas húmedas, una pérdida rápida de la visión central, generalmente en pocos días.

En los últimos años, el manejo de la forma húmeda de la enfermedad se ha basado en detener el proceso mediante fármacos llamados antiangiogénicos, moléculas capaces de inhibir el crecimiento de los nuevos vasos maculares. En concreto, con una detección precoz, cuando estos neovasos no han alterado en exceso la región macular, en muchas ocasiones, es posible la estabilización y mejora de la degeneración.

Pero, para el Dr. Miguel Ruiz, especialista en retina en Miranza, “el mayor problema que presentan las terapias actuales es que su eficacia, aunque sea elevada, es muy limitada en el tiempo, lo que obliga a los pacientes a seguimientos e inyecciones recurrentes a lo largo del año, y, en algunos casos, todos los meses”.

Según los oftalmólogos del Grupo Miranza, “el futuro inmediato en las líneas de investigación actuales se centra en la posibilidad de aumentar la duración en el efecto de las terapias sobre la inhibición del crecimiento de nuevos vasos”.

Tres hitos como punto de inflexión

A este respecto, los especialistas de Miranza explican que, en los próximos meses, se materializarán tres hitos científicos que supondrán una mejora en la calidad de vida de estos pacientes, haciendo posible espaciar las inyecciones y la frecuencia de sus visitas al oftalmólogo.

  1. El primero de estos hitos es la disponibilidad en nuestro país. De hecho, en los centros de Miranza, ya se aplica este nuevo fármaco capaz de inhibir los neovasos y mantener la enfermedad estable casi el doble de tiempo que los fármacos actuales.
  1. El segundo hito es la próxima comercialización de un dispositivo-reservorio, un enfoque terapéutico que se implanta en el globo ocular y un microreservorio en el que se inyecta el fármaco cada seis o más meses, dependiendo de la actividad de la enfermedad, que se libera lentamente, haciendo posible distanciar el tiempo entre inyecciones.
  1. El tercero de los hitos se trata también de un nuevo fármaco, con capacidad para “secar” el fluido de la mácula durante el doble de tiempo que los medicamentos actuales.

“Todos estos avances, que esperamos poder aplicar en su totalidad muy pronto, abren la puerta a un futuro de esperanza para nuestros pacientes respecto al control de esta enfermedad incapacitante, con unas opciones terapéuticas que presentarán una mayor durabilidad, lo que redundará, sin duda, en su beneficio, evitando tener que acudir con tanta frecuencia al oftalmólogo para controlar la enfermedad o recibir inyecciones intraoculares”, concluye el Dr. Miguel Ruiz.

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