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La persona miope es un paciente muy condicionado por su defecto refractivo. La miopía puede resultar muy limitante para desarrollar una vida normal, lo que tiene un gran impacto en el día a día de una parte importante de la población, ya que la prevalencia de este defecto refractivo es enorme. Actualmente, en Occidente, la incidencia ronda el 30%, bastante menor que en Oriente, pero es una tendencia al alza, en aumento progresivo, como consecuencia del uso de nuestra vista cercana, según explican los especialistas de Miranza.

Cada vez hay más tabletas, más móviles y más ordenadores en nuestro día a día, lo que potencia el aumento de la prevalencia de la miopía. Por ello, los especialistas del Grupo ofrecen un consejo para los más jóvenes, pero también para los padres: “menos tableta y más bicicleta”.

Menos tabletas, más bicicleta

Consejos de los especialistas de Miranza

Si bien la miopía, como el resto de defectos refractivos, no se pueden prevenir, sí es posible retrasarla o hacer que no avancen tan rápido. Nuestros oftalmólogos, ofrecen algunos consejos para ello, así como para mantener el máximo bienestar ocular y evitar problemas oculares más graves.

  1. Hacer descansos en el uso de pantallas y aumentar la actividad al aire libre
  2. Buenos hábitos: horas de sueño, no fumar, buenas alimentación y ejercicio
  3. Uso y mantenimiento correctos de las lentes de contacto
  4. Uso de lágrimas artificiales sin conservantes para hidratar la superficie ocular
  5. Cuidar las condiciones del entorno: nivel de luz, aire acondicionado, calefacción
  6. Utilizar gafas de sol con cristales homologados
  7. Revisiones oftalmológicas periódicas, sobre todo a partir de los 45 años
  8. Atención a antecedentes familiares
  9. Ser constante en tratamientos y no posponerlos (ni quirúrgicos, ni farmacológicos)

Corrección según cada edad y cada ojo

Más allá de estas medidas, la miopía puede corregirse, mediante graduación (gafas), en la edad infantil. Es importante revisar la visión de los niños entre los 0 y los 8 años, cuando se desarrolla totalmente la visión, para poder actuar cuanto antes ante cualquier defecto refractivo u problemas como ojo vago o estrabismo, entre otros.

A partir de la segunda década de vida, podemos empezar a plantear corrección quirúrgica, mediante láser o con lentes intraoculares, según las características de cada ojo. A partir de los 50-55 años, cuando el cristalino pierde elasticidad, dando lugar a la vista cansada y emprendiendo el camino hacia la catarata, podemos plantearnos cirugía del cristalino, con lentes intraoculares que sustituyen a esta lente natural del ojo.

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