
El desinterés por la lectura a partir de los 45 o 50 años puede esconder un problema visual: la presbicia o “vista cansada”
Los pacientes demandan una mayor autonomía de las gafas, tanto para leer como para adaptarse al estilo de vida actual, con gran presencia de pantallas yuna madurez cada vez más activa
La presbicia, comúnmente conocida como “vista cansada”, es un problema visual que suele aparecer a partir de los 45-50 años y nos acaba afectando a todos, provocando dificultades para enfocar objetos cercanos. Según los especialistas de Miranza, “a menudo, la lectura es una de las primeras actividades en las que se nota la pérdida de enfoque del cristalino, la lente natural del ojo que, con los años, va envejeciendo y perdiendo su elasticidad”.
Tener problemas para leer letras pequeñas, estirar el brazo para alejar el libro, necesitar más luz, notar que los ojos se cansan más rápido o incluso sufrir dolores de cabeza, son algunas de las señales ligadas a la aparición de la presbicia, que explican el desinterés o rechazo por la lectura a partir de cierta edad.
La Generación X y el boom de la cirugía del cristalino
La limitación en las actividades cotidianas es lo que motiva a muchos pacientes a buscar una solución que no requiera depender del uso de gafas, sobre todo teniendo en cuenta que la actual “generación X” (profesionales en activo, viajeros frecuentes, deportistas…) mantiene un estilo de vida dinámico y tecnológicamente conectado en el que la presbicia es un obstáculo para la autonomía diaria.
“En nuestras consultas estamos viendo un claro aumento de la demanda de la cirugía para la presbicia o cirugía del cristalino, que ofrece a los pacientes la posibilidad de corregir este problema de manera definitiva. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto no es una cirugía para todo el mundo; hay que personalizarla”, explican el Dr. Jaime Aramberri.
La cirugía del cristalino, única solución definitiva para la presbicia
Esta personalización viene de la mano de un buen estudio preoperatorio, clave para determinar cuándo operar la presbicia en cada persona y qué tipo de lente intraocular implantar en el ojo para reemplazar al cristalino envejecido. En esta línea, los especialistas de Miranza aclaran que las lentes multifocales permiten ver nítido a cualquier distancia. A pesar de esta gran ventaja, no siempre son la mejor opción para todos los pacientes, que también pueden beneficiarse de otras alternativas como las lentes de rango extendido, optimizadas, por ejemplo, para la distancia de trabajo con el ordenador”.

Una tendencia en aumento
La innovación en lentes intraoculares no solo está impulsando el “boom” de la cirugía de la presbicia, sino que también contribuye a que las cataratas se operen antes, ya que éstas también afectan al cristalino del ojo (que se vuelve opaco por la edad) y se tratan con el mismo procedimiento.
“En la cirugía de catarata convencional se implantan lentes intraoculares monofocales, que permiten ver bien de lejos, pero requieren seguir usando gafas para el resto de las distancias. En cambio, con los nuevos modelos de lentes intraoculares “premium”, los pacientes no solo resuelven su problema de cataratas, sino que también recuperan su juventud visual con la máxima independencia posible de gafas. Esto, unido a la alta seguridad de esta cirugía y la rápida recuperación que ofrece, hace que muchas personas ya no quieran esperar para operarse”, apuntan nuestros especialistas.
Soluciones para los pacientes más jóvenes
En cuanto a los pacientes más jóvenes, también cabe destacar el auge de la cirugía refractiva para liberarse de las gafas y corregir la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. “Normalmente, recomendamos la cirugía a partir de los 21 años o cuando la graduación ya se ha estabilizado. Además, el hecho de tener muchas dioptrías ya no es un factor limitante, dado que, para estos casos, en los que no podemos aplicar técnicas láser, contamos con otro tipo de lentes intraoculares que no requieren reemplazar el cristalino (aún joven) y proporcionan excelentes resultados”, destaca el Dr. Aramberri.
¿El niño no sabe leer o no ve bien?
En cuanto a la infancia, mientras la visión está en desarrollo, la clave es hacer un buen seguimiento para ajustar la corrección óptica a medida que los pequeños crecen. Un defecto refractivo mal corregido o no detectado a tiempo puede generar una pérdida de visión (“ojo vago”) que ya no se recupera en la edad adulta. Por ello, y dado que los niños no se suelen quejar de que ven borroso, es fundamental estar alerta a señales de alarma como el mencionado rechazo o desinterés por la lectura. “A menudo los padres piensan que a sus hijos no les gusta leer o que tienen una baja capacidad lectora, cuando, en realidad, lo que ocurre es que no ven bien por problemas como la hipermetropía”, concluyen los oftalmólogos pediátricos de Miranza, quienes nos recuerdan la importancia de las revisiones oculares periódicas, sobre todo si los padres llevan o han llevado gafas.